jueves, 30 de septiembre de 2010

Fronteras

Si va a disponerse a leer esta entrada, por favor hágalo hasta el final.

Comencemos, ya que soy colombiano, diciendo que nosotros todos somos unos narcoterroristas. También somos consumidores. Somos adictos a la cocaína. Podemos seguir al sur, en donde están los peruanos maleducados o los ecuatorianos revoltosos. O podemos ir a oriente a los perezosos venezolanos. Mejor vamos a el suroriente, a visitar a los promiscuos brasileros. De ahí podemos pasar a la ignorante Bolivia, a la irresponsable Paraguay o a la indiferente Uruguay. Eso sí, no podemos dejar fuera de nuestro recorrido a Argentina, a ver gente prepotente, ni al Chile xenófobo, donde, o nos tratan mal, o simplemente, no nos tratarán.
No, ya lo decidí. Nos vamos para el norte, pasaremos por ese país que debería ser parte de nuestro país. Seguiremos  por Costa Rica, país de gente falsa, para ir a Nicaragua, ladrones que quieren quitarnos parte de nuestro territorio. Ahí pasamos a la desorganizada e impuntual Honduras. Seguimos a Guatemala. Creo que sólo el hecho de que alguien como Ricardo Arjona haya salido de ese país ya nos dice suficiente. Inevitablemente tenemos que ir a Méjico (¿o Mexico? ya no sé) esa pobre gente cuyo único sueño es pasar la frontera norte. Lo cual haremos nosotros. Iremos a Estados Unidos, país sin gentilicio, país de gente estúpida y paranoica. Ya que estamos aquí, podemos ir, al norte a la Canadá de ancianos y homosexuales o a la atrasada Cuba. No, mejor sigamos en este país y vamos a Puerto Rico (¿?). Hay que tener cuidado pues la mayoría de personas allí son pandilleros tatuados. Claro está, no podemos ir allí sin antes pasar por Haití, país de criminales ni por la detestable República Dominicana.
Nah, podemos hablar de todo el mundo si queremos. De los alcohólicos irlandeses, los suizos anarquistas, los españoles ladrones, los sucios franceses, los desorganizados italianos, los alemanes cuadriculados, los ingleses fascistas, los injustos israelíes, los violentos pakistaníes, los japoneses de fetiches extremos, los australianos, que tienen que sobrevivir cada día defendiéndose, además del calor y las enfermedades, de los continuos ataques de tiburones, cocodrilos, escorpiones, serpientes (sobretodo serpientes) mantarayas, etc. Podemos también hablar de los obsesivos rusos,  los chinos, a quienes no les importan los derechos humanos y toda esa pobre gente de el continente africano, cerca de Madagascar, de donde viene Zoboomafoo. Ah, y los graciosos indios, no pueden faltar ellos.

En este momento es donde me he ganado muchos enemigos. En este momento es que debo decir que ninguna de las cosas escritas en los parrafos anteriores son la opinión del autor de este texto (osea yo). Simplemente quise expresar algunas de las nocivas y erroneas generalizaciones que suelen hacerse acerca de países enteros. Esto tiene un efecto negativo sobre el trato que se le da a las personas en países diferentes al de origen. Las fronteras son sólo un motivo más para discriminar a aquellos que son diferentes a nosotros.

Nota: Si su país no fue mencionado aquí, pido mil disculpas. Sientase libre de opinar acerca de su país en la sección de comentarios.